Silvia en Lux

Aprobé unas oposiciones para la Unión Europea y me mudo a Luxemburgo, ¡qué bien!............. ¿¿¿QUÉ BIEN??? Aventuras y desventuras de Silvia en las europas

08 enero 2006

Más idiomas no, gracias

Hoy hemos ido a un restaurante italiano que queríamos conocer desde hace mucho tiempo porque está siempre lleno hasta la bandera. Nos parecía que debía ser una maravilla, dada la gran afluencia de público que encontrábamos allí cada día. En varias ocasiones habíamos intentado entrar y no había habido forma, pero hoy el maitre (un auténtico maitre) nos ha dicho que podíamos volver media hora más tarde y que entonces nos daría una mesa. Así hicimos y por fin conseguimos comer allí. El ambiente del restaurante era curiosísimo, más que un sitio de comidas parecía un club social, todos se conocían y se daban besos (algunas veces dos, otras tres y, en alguna ocasión, hasta cinco). Me daba hasta envidia, y me quedé con ganas de saber qué era lo que había que hacer para ser cliente habitual de este lugar tan poco luxemburgués, en el que la gente hablaba alto y se besaba de forma nada habitual en esta tierra.

Ahí estábamos Félix y yo, alucinados, observando al personal, al camarero simpático que le daba collejas a los niños, a los dos maitres (dos tipos casi iguales) insistiendo en colocar el abrigo a cada cliente, a las visitas que se hacían los comensales de unas mesas y otras… Era como estar en otro mundo. Para colmo, los clientes eran de lo más variopintos, había señoras mayores encopetadas de los pies a la cabeza, familias enteras con un aspecto mucho más sencillo, parejas jóvenes, e incluso jovencísimas, otras parejas mayores y bastante elegantes. Y los maitres daban besos sonoros a todos, sin distinción y la gente se saludaba de una mesa a otra como si se conociera de toda la vida.

Intentábamos encontrar un motivo para ese ambiente festivo, pero, la verdad, no se nos ocurría. En un momento dado, pensamos que incluso podría tratarse de una comunidad italiana o similar y Félix sugirió algo así como que sería bueno aprender un poco de italiano. Ufff, es lo que me faltaba, bastante tengo con el inglés y el francés. Menuda ironía, con lo mal que se me han dado siempre los idiomas, ahora me veo viviendo aquí, en esta torre de Babel, donde a veces para ser aceptado deberías hablar francés, otras luxemburgués, y tal vez un poco de portugués en según qué barrios. Italiano no, gracias. O por lo menos, no en esta vida.